Infografía
El próximo 3 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Usabilidad. Es una iniciativa para sensibilizar a la población acerca de la importancia del factor humano en el desarrollo tecnológico. Y es que, las nuevas tecnologías ya forman parte de nuestra vida cotidiana. La usabilidad estudia en qué medidas éstas pueden ser utilizadas de manera eficiente por personas de todas las edades y culturas.
Este año 2017 se centra en la mejora de la experiencia del usuario. La adaptabilidad del diseño y su continua evolución es lo que hace que sus prácticas sean relevantes. Es por esto que ahora más que nunca es necesario aumentar la visibilidad e importancia del diseño a nivel nacional. El objetivo es resolver problemas reales y experiencias de usuario únicas.
La usabilidad engloba todas aquellas técnicas y procedimientos dirigidos a conseguir que las páginas web y los dispositivos interactivos sean de fácil manejo para todos los usuarios. De hecho, los expertos en esta disciplina trabajan para que las nuevas tecnologías sean más intuitivas y sencillas de utilizar.
Sin embargo, además de ser intuitivas deben ser accesibles. Que permitan que cualquier persona pueda entrar en una página de Internet, conocer sus contenidos y adentrarse en sus diferentes pestañas. La accesibilidad se puede también definir como el grado en que un producto puede ser usado por las personas con algún tipo de discapacidad de forma equiparable al de las personas sin discapacidad.
El estándar ISO/IEC 9126-1 FDISb define la usabilidad en base a estos factores:
Capacidad del producto software para permitir al usuario entender si el software es adecuado y cómo puede ser utilizado para la realización de tareas en condiciones de uso particulares.
Capacidad del producto software de permitir a los usuarios aprender a utilizarlo.
Capacidad del producto software de permitir que el usuario opere con él y logre el control de este.
La capacidad del producto software para ser atractivo al usuario. Se refiere a los atributos del software, tales como el uso de color y el diseño gráfico.
Referido a la capacidad del producto software para adherirse a estándares, convenciones, guías de estilo o regulaciones relacionadas con la usabilidad.